El domingo pasado tuve la oportunidad de asistir a la Mega Ofrenda de C.U. que como muchos otros lugares llevó a cabo diversas actividades con motivo del día de muertos. El tema de este año en las ofrendas fue precisamente el aniversario luctuoso de Octavio Paz, así como su obra “El laberinto de la Soledad”.
Curiosamente puedo decir que ese domingo lo más significativo para mi fue precisamente la alegría con la que se “pretendía” celebrar a la muerte. Desgraciadamente esa sensación fue solo pasajera.
El trágico accidente del martes pasado cambió totalmente mi perspectiva, ya que la muerte había dejado atrás la careta de alegría por la de un profundo dolor en la mayoría de la población; incluso puedo decir que independientemente de la postura ideológica o política mucha gente estaba consternada.
En mi caso el hecho me impacto bastante, en primera porque las figuras públicas fallecidas no me eran ajenas, y en segunda por el hecho de pensar una vez más en nuestra fragilidad como seres humanos. Solo me queda desear de corazón que pronto haya acciones que aminoren la sensación de vulnerabilidad social.
Bienvenido a un sitio que tiene por habitantes a la versatilidad, la desesperanza, la manía, la nostalgia, la literatura, la cinefilia, el sexo, la música, la locura, la depresión y mi neurosis.
08 noviembre 2008
LAS CARAS DE LA MUERTE
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