“En este mundo de cochina mentalidad, pensó eres la esposa de alguien o la puta de alguien; o vas en el camino a convertirte en una de las dos cosas. Si no encajas en ninguna de ambas categorías todo el mundo trata de hacerte creer que algo te pasa. Pero pensó, a mi no me pasa nada...
Quería trabajar y vivir sola. Eso me convirtió en sexualmente sospechosa. Después deseé un hijo, pero no quería tener que compartir mi cuerpo ni mi vida para tenerlo. También eso me convirtió en sexualmente sospechosa”
El anterior fragmento corresponde a “El mundo según Garp” de Jhon Irving. Esta novela trata sobre la vida de un escritor, desde su concepción (literal) hasta después de su muerte. Las líneas son citas de un libro (dentro del libro) escrito por la madre del protagonista, su nombre es Jenny Fields.
Jenny, se ha convertido en uno de mis personajes literarios favoritos. Entre las cualidades que presenta esta mujer se encuentra ser sumamente inteligente, ya que es capaz de visualizar la vida que quiere y hacerla realidad. Otra de sus peculiaridades es la capacidad para trazar una línea, bastante gruesa y marcada, entre las expectativas sociales y las personales, las cuales obviamente se encuentra en un constante y permanente choque.
Debo confesar que me siento parcialmente identificada con Jenny, porque a pesar de tener expectativas y modus operandus similares, yo no he logrado trazar del todo esa línea, pues frecuentemente muestro una actitud hostil o irónica, cuando alguien se atreve a opinar sobre mi forma de ser.
Desafortunadamente, no creo ser la única que suele pasar por ese tipo de incomodas situaciones ya que a pesar de los cambios sociales de la época actual, las mujeres siguen luchando cotidianamente con una serie de perjuicios y limitaciones, derivadas de arcaicos estereotipos de género.
Para muestra un botón, cuando leí el libro no pude evitar recordar mi experiencia de hace prácticamente cuatro años, al decidir comenzar a vivir sola. Tras de algunas semanas de búsqueda encontré, gracias a mi prima, un muy pequeño y barato departamento para rentar. Recuerdo haberme enfrentado a la mirada exploratoria de mi ex casero, acompañada de un interrogatorio derivado principalmente por el hecho de ser una mujer, joven y soltera. Primero quiso saber en que trabajaba, claro tenía que comprobar que mi trabajo era decente, que yo pagaría el alquiler y no uno de mis clientes. Al saberme soltera también se agrego una cláusula que no aparecía en mi contrato pero que tendría que respetar. La regla era que si durante mi estancia en el Depto decidía vivir con una pareja, además de notificárselo, sólo tenía la oportunidad de que el hecho ocurriera una vez, es decir si no funcionaba con una primera pareja, ya no habría oportunidad de llevar una segunda a vivir conmigo. Su argumento era que al vivir en mismo piso que su familia no quería que fuese un mal ejemplo para sus hijos.
En su momento no sólo aguante sus normas, sino hasta me chute algunas malas bromas derivadas de la idea de que a la primera oportunidad estaríamos viviendo dos en ese lugar. La verdad es que en aquella época mi prioridad era conseguir un lugar agradable, bien ubicado y barato, así que encontrar un casero menos desconfiado no me interesaba. De lo único que me arrepiento es de no haber apostado un mes de renta cuando me dijo estar seguro que en menos de un año me encontraría casada. Afortunadamente, no sólo logre ganarme su confianza y respeto sino también la credibilidad de que lo que buscaba era vivir de manera independiente y no un marido. Como dato curioso, debo mencionar que después de mi llegada, se dio un aumento de departamentos rentados por gente soltera.
La anterior fue solo una de las reacciones que enfrente por el hecho de vivir sola, como esa tengo muchas. Otra de las más frecuentes era que las personas pensarán que estaba peleada a muerte con mi familia lo cual estaba muy lejano de la realidad. La relación familiar no empeoro sino tuvo un cambio al que calificaría como positivo.
Así que el vivir sola en los años 2000, no ha dejado de convertirte en una mujer sexualmente sospechosa. Ante los ojos de algunos te conviertes efectivamente en una fácil a la que seguramente le mantienen el Departamento, o eres una mujer de cascos tan ligeros que requiere de un espacio disponible para ejercer su ninfomanía libremente. Yo agregaría una opción más, en la que comúnmente nos ubican a las mujeres alrededor de los 30, solteras, sin pareja ni hijos...ya lo adivinaron? Hoy en día prefiero dar respuesta a ese tipo de afirmaciones, con la broma de que soy simplemente hetero flexible, y con esa he callado a más de tres.
Ojalá que algún día las ganas de llevar una vida distinta a la que dicta nuestra sociedad, merezca un absoluto respeto, dejando a un lado los juicios e hipótesis cargadas de estereotipos. De momento yo me encuentro casi acostumbrada y hasta complacida cada vez que me siento sospechosa para algún conocido o desconocido.
Quería trabajar y vivir sola. Eso me convirtió en sexualmente sospechosa. Después deseé un hijo, pero no quería tener que compartir mi cuerpo ni mi vida para tenerlo. También eso me convirtió en sexualmente sospechosa”
El anterior fragmento corresponde a “El mundo según Garp” de Jhon Irving. Esta novela trata sobre la vida de un escritor, desde su concepción (literal) hasta después de su muerte. Las líneas son citas de un libro (dentro del libro) escrito por la madre del protagonista, su nombre es Jenny Fields.
Jenny, se ha convertido en uno de mis personajes literarios favoritos. Entre las cualidades que presenta esta mujer se encuentra ser sumamente inteligente, ya que es capaz de visualizar la vida que quiere y hacerla realidad. Otra de sus peculiaridades es la capacidad para trazar una línea, bastante gruesa y marcada, entre las expectativas sociales y las personales, las cuales obviamente se encuentra en un constante y permanente choque.
Debo confesar que me siento parcialmente identificada con Jenny, porque a pesar de tener expectativas y modus operandus similares, yo no he logrado trazar del todo esa línea, pues frecuentemente muestro una actitud hostil o irónica, cuando alguien se atreve a opinar sobre mi forma de ser.
Desafortunadamente, no creo ser la única que suele pasar por ese tipo de incomodas situaciones ya que a pesar de los cambios sociales de la época actual, las mujeres siguen luchando cotidianamente con una serie de perjuicios y limitaciones, derivadas de arcaicos estereotipos de género.
Para muestra un botón, cuando leí el libro no pude evitar recordar mi experiencia de hace prácticamente cuatro años, al decidir comenzar a vivir sola. Tras de algunas semanas de búsqueda encontré, gracias a mi prima, un muy pequeño y barato departamento para rentar. Recuerdo haberme enfrentado a la mirada exploratoria de mi ex casero, acompañada de un interrogatorio derivado principalmente por el hecho de ser una mujer, joven y soltera. Primero quiso saber en que trabajaba, claro tenía que comprobar que mi trabajo era decente, que yo pagaría el alquiler y no uno de mis clientes. Al saberme soltera también se agrego una cláusula que no aparecía en mi contrato pero que tendría que respetar. La regla era que si durante mi estancia en el Depto decidía vivir con una pareja, además de notificárselo, sólo tenía la oportunidad de que el hecho ocurriera una vez, es decir si no funcionaba con una primera pareja, ya no habría oportunidad de llevar una segunda a vivir conmigo. Su argumento era que al vivir en mismo piso que su familia no quería que fuese un mal ejemplo para sus hijos.
En su momento no sólo aguante sus normas, sino hasta me chute algunas malas bromas derivadas de la idea de que a la primera oportunidad estaríamos viviendo dos en ese lugar. La verdad es que en aquella época mi prioridad era conseguir un lugar agradable, bien ubicado y barato, así que encontrar un casero menos desconfiado no me interesaba. De lo único que me arrepiento es de no haber apostado un mes de renta cuando me dijo estar seguro que en menos de un año me encontraría casada. Afortunadamente, no sólo logre ganarme su confianza y respeto sino también la credibilidad de que lo que buscaba era vivir de manera independiente y no un marido. Como dato curioso, debo mencionar que después de mi llegada, se dio un aumento de departamentos rentados por gente soltera.
La anterior fue solo una de las reacciones que enfrente por el hecho de vivir sola, como esa tengo muchas. Otra de las más frecuentes era que las personas pensarán que estaba peleada a muerte con mi familia lo cual estaba muy lejano de la realidad. La relación familiar no empeoro sino tuvo un cambio al que calificaría como positivo.
Así que el vivir sola en los años 2000, no ha dejado de convertirte en una mujer sexualmente sospechosa. Ante los ojos de algunos te conviertes efectivamente en una fácil a la que seguramente le mantienen el Departamento, o eres una mujer de cascos tan ligeros que requiere de un espacio disponible para ejercer su ninfomanía libremente. Yo agregaría una opción más, en la que comúnmente nos ubican a las mujeres alrededor de los 30, solteras, sin pareja ni hijos...ya lo adivinaron? Hoy en día prefiero dar respuesta a ese tipo de afirmaciones, con la broma de que soy simplemente hetero flexible, y con esa he callado a más de tres.
Ojalá que algún día las ganas de llevar una vida distinta a la que dicta nuestra sociedad, merezca un absoluto respeto, dejando a un lado los juicios e hipótesis cargadas de estereotipos. De momento yo me encuentro casi acostumbrada y hasta complacida cada vez que me siento sospechosa para algún conocido o desconocido.