Entre las cosas sin las que definitivamente no podría vivir se encuentra la música. En los momentos más difíciles, ya se por estrés o depresión, la compañía de ésta ayuda a hacerlos más llevaderos.
Obviamente mi gusto musical es totalmente ecléctico ya que aparte me gusta bailar, aunque no sea lo que se llama una experta. Y es así que en las últimas semanas he pasado de los ritmos del Merengue, Cumbia, Swing hasta llegar a las notas de la Filamórnica de la Ciudad de México.
Todo empezó hace tres viernes al dirigirme a casa después de trabajar. Como todavía era temprano decidí pasar a revisar mi mail. Estando por entrar al Ciber-Café, me llamó la atención la música que provenía del segundo piso y recordé que impartían clases de Zumba en ese lugar. Puesto que no llevaba prisa decidí subir a echar un ojo. Aún siendo viernes, para mi sorpresa, la clase estaba llenísima y sin duda se veían entusiasmadas las mujeres que se encontraban ahí. Tras pedir los informes pertinentes, quede inscrita y por el momento estoy asistiendo dos veces a la semana. Cabe mencionar que la agilidad para bailar de nuestra joven maestra a veces me hace pensar que la mayoría de sus alumnas parecemos tan solo una mala caricatura de esta, aunque esto no es tan importante ya que puedo decir que todas nos divertimos estando ahí.
Y bueno ya en el plan de tirar la polilla por ahí, este es el segundo fin en que salgo a realizar PRACTICAS DE CAMPO, ja,ja. El sábado antepasado, fui con un par de amigas a un lugar con música muy adoc para gente de 30’s. La verdad tenía un buen que no iba a un lugar así, y para ser la primera vez que nos lanzamos a bailar juntas nos la pasamos muy bien. Debido a que no era quincena no estaba tan lleno y la música nos permitió bailar sin requerir de una pareja. Tras esa buena experiencia este viernes decidimos salir de nuevo a conocer un nuevo lugar, como el presupuesto era menor y tampoco deseamos desvelarnos tanto, fuimos a parar a un bar al que calificaría de bastante chafa. Para empezar la bebida parecía agua, aunque esto nos permitió salir bastante sobrias del lugar, y para seguir ahí si hubo un momento en que me comenzaron los síntomas de la Sejuela*. Si la bebida no me mareo, las luces y el punchis-punchis si lo hicieron, además la mayoría de los asistentes tenían entre 18 y 25 años. Tras de recuperarme del trauma inicial comenzamos a desquitar el Cover, bailando. Debo decir que también fue una buena noche y aunque mi pareja de baile tenía diez años menos non hubo impedimento para divertirme.
Pero como en esta vida también es importante darse tiempo para la cultura, en una semana tuve la oportunidad de escuchar a la Orquesta de Cámara de Bellas Artes y a la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, ambas invitaciones fueron a través de la H. Institución en la que laboro.
Cada año en el trabajo se organiza un concierto con motivo de la Primavera, en esta ocasión el programa de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes incluyo piezas de W.A. Mozart y Z. Kódaly, y la destacable presencia del pianista Arturo Nieto-Dorantes.
Obviamente mi gusto musical es totalmente ecléctico ya que aparte me gusta bailar, aunque no sea lo que se llama una experta. Y es así que en las últimas semanas he pasado de los ritmos del Merengue, Cumbia, Swing hasta llegar a las notas de la Filamórnica de la Ciudad de México.
Todo empezó hace tres viernes al dirigirme a casa después de trabajar. Como todavía era temprano decidí pasar a revisar mi mail. Estando por entrar al Ciber-Café, me llamó la atención la música que provenía del segundo piso y recordé que impartían clases de Zumba en ese lugar. Puesto que no llevaba prisa decidí subir a echar un ojo. Aún siendo viernes, para mi sorpresa, la clase estaba llenísima y sin duda se veían entusiasmadas las mujeres que se encontraban ahí. Tras pedir los informes pertinentes, quede inscrita y por el momento estoy asistiendo dos veces a la semana. Cabe mencionar que la agilidad para bailar de nuestra joven maestra a veces me hace pensar que la mayoría de sus alumnas parecemos tan solo una mala caricatura de esta, aunque esto no es tan importante ya que puedo decir que todas nos divertimos estando ahí.
Y bueno ya en el plan de tirar la polilla por ahí, este es el segundo fin en que salgo a realizar PRACTICAS DE CAMPO, ja,ja. El sábado antepasado, fui con un par de amigas a un lugar con música muy adoc para gente de 30’s. La verdad tenía un buen que no iba a un lugar así, y para ser la primera vez que nos lanzamos a bailar juntas nos la pasamos muy bien. Debido a que no era quincena no estaba tan lleno y la música nos permitió bailar sin requerir de una pareja. Tras esa buena experiencia este viernes decidimos salir de nuevo a conocer un nuevo lugar, como el presupuesto era menor y tampoco deseamos desvelarnos tanto, fuimos a parar a un bar al que calificaría de bastante chafa. Para empezar la bebida parecía agua, aunque esto nos permitió salir bastante sobrias del lugar, y para seguir ahí si hubo un momento en que me comenzaron los síntomas de la Sejuela*. Si la bebida no me mareo, las luces y el punchis-punchis si lo hicieron, además la mayoría de los asistentes tenían entre 18 y 25 años. Tras de recuperarme del trauma inicial comenzamos a desquitar el Cover, bailando. Debo decir que también fue una buena noche y aunque mi pareja de baile tenía diez años menos non hubo impedimento para divertirme.
Pero como en esta vida también es importante darse tiempo para la cultura, en una semana tuve la oportunidad de escuchar a la Orquesta de Cámara de Bellas Artes y a la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, ambas invitaciones fueron a través de la H. Institución en la que laboro.
Cada año en el trabajo se organiza un concierto con motivo de la Primavera, en esta ocasión el programa de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes incluyo piezas de W.A. Mozart y Z. Kódaly, y la destacable presencia del pianista Arturo Nieto-Dorantes.
Por otra parte, con motivo de su 30 aniversario la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México presenta su temporada de conciertos de mayo a junio de este año, en la Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli. El día ayer el programa incluyó la música de Dmitri Shostakovich, Ludwig Van Beethoven y Nikolai Rimsky Korsakov. Valentina Lisitsa, fue la pianista, quien debido a la aclamación del público adicionó tres interpretaciones al programa inicial.
Para ser sincera, no suelo acudir frecuentemente a ese tipo de conciertos pero debo decir que quede gratamente sorprendida con ambos conciertos y más aún porque si bien en la Ollin no se escucho el típico “otra, otra” , los prolongados aplausos si nos regalaron un rato más de una interpretación de piano extraordinaria.
Así que de verdad ojalá que Don’t Stop The Music, sea cuál sea su género favorito.
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